Ego, la peor droga

29 11 2008

Pido disculpas por mi prolongada ausencia, han sido varias las veces en las que he estado a punto de escribir una entrada en el blog, por desgracia, han sido las mismas veces en las que, al no estar seguro de qué contar, he preferido no contar nada.

El caso es que hay una tendencia a dormirse… El ritmo impuesto por la sociedad, aparentemente, no nos da un respiro, ni un minuto para dedicarlo a nosotros mismos.

Los estudios, el trabajo, tareas extraordinarias, deberes familiares, asuntos que resolver… son algunas de las cosas que repito, aparentemente, nos roban el tiempo del que disponemos. Pero sólo en apariencia, pues si uno realmente quiere, a lo largo del día dispone de tiempo para casi todo, y entre esas tareas pendientes debería estar la meditación, la interiorización y búsqueda de uno mismo, el camino del perfeccionamiento y crecimiento personal.

El problema reside en que estamos tan atados a nuestro mundo de estímulos, que nos cuesta desligarnos del mismo. Es una especie de adicción a hacer cosas pendientes, bien sean de carácter laboral, emocional, recreativo… etc. Y obviamente meditar requiere esa desvinculación con el exterior a la que tan poco estamos acostumbrados.

Pero para lograrlo antes debemos desinflar el ego, limpiarse de preocupaciones, dejar los proyectos de futuro para otro momento y vaciar la cabeza de todo tipo de pensamientos. No existe una fórmula para lograrlo. Se consigue en el día a día, ya que meditar, es tao (camino). Es una labor de una vida, y no debe estar centrada en media hora de soledad con incienso y música relajante, debe estar inundando cada pellizco de nuestro tiempo.

Y ese ha sido mi fallo meses atrás, mi excesiva vinculación con el mundo externo. Por suerte, a veces, cuando algo se me torcía, rápido me daba cuenta de lo absurdo que era preocuparse, pues lo que siempre estaba en riesgo era el ego (en sus infinitas manifestaciones). El ego es lo que nos esclaviza con el mundo de los estímulos, de las recompensas, del fracaso, del éxito, del deseo. El ego es como subirse a unos zancos, que aunque “parezcas” más alto, en el fondo eres más frágil.

Un problema...

Un problema...


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4 responses

29 11 2008
Bitacoras.com

Información Bitacoras.com…

Si lo deseas, puedes hacer click para valorar este post en Bitacoras.com. Gracias….

29 11 2008
Markos

Como de costumbre lo urgente quita tiempo a lo importante.
Gracias por volver a escribir.

8 12 2008
Dan

«Pienso luego existo» decia nuestro amigo Descartes. Pero el pensamiento no puede ser ajeno al ser y al espíritu. Como digo yo, o sabes pensar o la mente te piensa a ti. El problema de la era actual , es que al tener tanto exceso de información y de posibles poisibilidades, confundimos individualismo con elección y cierta libertad. Pero no hay más libertad que la unión y compresión de yo colectivo. Ahí es donde va ganando la batalla el ego, en el yo individual, que hace creer al poseedor que todo depende de él. Que así surge la identidad. Curiosa y contradictoria identidad que depende de la observación de los demás.

Hace poco descubrí tus pensamientos, escritos por aquí. Y son tan coincidentes con los mios y con mi etapa vivencial, que me alegro enormemente de encontrar inquietudes (que encuentro sencillamente naturales) en una personad e nuestra generación (aunque yo soy un poco más grandecito).

Sin más te felicito.

un abrazo

8 12 2008
Alvaro García

Gracias a los dos por comentar. Dan, respecto al yo colectivo estás en lo cierto, unicamente añadir que se le suele llamar el subconsciente colectivo (el ser humano pierde su consciencia en momentos críticos, y es capaz de ayudar al ser más miserable que pueda existir, incluso salvar su vida, en sacrificio de su ego), es algo parecido a las conductas gregarias, cómo la inteligencia de una termita no es capaz de nada, pero la subconsciencia colectiva crea unas gigantescas torres de barro casi perfectas, y no hay ni jefe, ni capataz, ni nadie dando órdenes… todas fluyen en la misma corriente, como un giro repentino coordinado en una bandada de pájaros… (es más importante de lo que parece observar a la naturaleza).
Fluir en esa corriente, es lo que acelera nuestras obras en el «plano físico» por llamarlo de algún modo. Y hay mil formas de llegar… pero como dices en el comentario… la separación del yo con el todo, nos desvia de esa corriente, a favor del ego.

Un fuerte abrazo

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